Para elegir el sexo del próximo bebe no existe tratamiento que garantice 100% de seguridad, pero si entendemos los factores que los determinan podemos valernos de gran cantidad de estrategias para aumentan considerablemente la probabilidad de tener niña o niño. Conoce las recomendaciones de alimentación, momento de la relación sexual y otras más para conseguir con éxito el objetivo.
El sexo de los niños viene determinado por el cromosoma del espermatozoide que fecunde el ovulo, si este tiene carga Y será una niña ó X para un varón. Conociendo las diferencias entre los espermatozoides con cromosoma Y y X podemos sacar ventaja y favorecer uno u otro. Los que contienen carga X (niña) son espermatozoides de mayor tamaño, menor velocidad, más fuertes y moderadamente resistente a condiciones de acidez, con una vida promedio de 48 horas.
Por otra parte los de carga Y (varón) son de menor tamaño, mayor velocidad, más débiles y menos tolerantes a un ambiente ácido, con un periodo de vida de 24 horas. Para tener una niña aplica los siguientes consejos y aumenta enormemente tus posibilidades:
Primero, mantener las relaciones sexuales hasta dos días antes de la ovulación, permitiendo así que los espermatozoides X (niña) que son más resistentes se encuentren en mayor cantidad a la hora de fecundar el ovulo.
Segundo, realizar un lavado previo al coito con 1 litro de agua y una cucharada de vinagre, creando un medio más adverso para los Y (niño) y tolerable para los X (niña). Esta práctica debe ser consultada tu médico de confianza ya que estos lavados ácidos pueden ser poco favorables para algunas damas.
Tercero, antes de la relación sexual el hombre puede tomar un baño de agua caliente para limitar la capacidad de los espermatozoides Y (varón).
Cuarto, al momento de la eyaculación adoptar una posición donde la penetración sea poco profunda.
Quinto, mantener una alimentación de por lo menos tres meses previo al intento de concepción de la niña, donde el consumo de potasio y sodio sea superior a la ingesta de potasio y sodio, es decir consumir más productos lácteos, lechuga, acelga, repollo, pastas y arroz y disminuir el consumo de carnes, té, café, embutidos, plátano, manzanas y mostaza.